¿Cuál es la diferencia entre los métodos de intercambio de calor en los sistemas de recuperación de calor con ventilación mecánica?
Al plantearnos las medidas necesarias para construir un edificio eficiente, el primer reto al que deberemos enfrentarnos será el de la hermeticidad. Sin embargo, una vez hayamos construido el edificio con el máximo nivel de estanqueidad, se hará patente una nueva necesidad: la ventilación mecánica. A su vez, tras haber instalado un sistema de ventilación mecánica, deberemos centrarnos en mitigar la pérdida de calor del aire saliente.
Existen diferentes métodos de intercambio de calor utilizados en la ventilación de recuperación de calor y cada uno presenta sus propias ventajas y desventajas. Uno de los intercambiadores de calor más comunes es el sistema recuperador de placas, en el que los flujos de aire opuestos quedan completamente separados por placas muy finas. La ventaja de este sistema radica en el hecho de que no tiene partes en funcionamiento que requieran mantenimiento, aunque es posible que se deba aumentar la potencia del ventilador para combatir la resistencia en el sistema. Los flujos de aire quedan separados, por lo que no se produce contaminación del aire, pero su eficiencia puede verse ligeramente comprometida frente a otros métodos.
Los recuperadores rotativos contienen una matriz de tubos delgados que se colocan a mitad de la entrada y a mitad de los conductos de salida. A medida que la rueda gira, el aire viciado saliente se calienta y luego gira hacia el flujo de aire frío y nuevo que, a su vez, absorbe el calor y se calienta. Los recuperadores rotativos resultan muy eficientes en la recuperación de calor, pero requieren un motor para girar, por lo que deberá considerarse este factor al tener en cuenta su eficiencia general. Estas unidades tampoco deben usarse en áreas donde la existencia de una ligera contaminación cruzada pueda suponer un problema.
Los recuperadores de dos baterías con bomba se utilizan en aplicaciones donde los conductos de entrada y salida no están situados uno al lado del otro. Se instala un módulo aleteado en el flujo de aire en cada conducto y una mezcla de fluido de transferencia de calor se bombea por todo el microsistema. Obviamente, a la hora de evaluar la eficiencia general de este método, es importante tener en cuenta el consumo eléctrico de la bomba y las pérdidas experimentadas durante la transferencia.
La diferencia es que se incluye un gas refrigerante en los tubos y se añade una válvula reductora de presión y un compresor para garantizar un nivel de eficiencia más alto y facilitar el proceso de incremento de calor. Este sistema también se puede utilizar para facilitar el enfriamiento en verano, ya que el calor puede extraerse del aire entrante y transferirse al aire de salida o al agua caliente doméstica. Si, además, combinamos este sistema con un banco de paneles fotovoltaicos (PV), conseguiremos maximizar el retorno de la inversión del panel fotovoltaico, además de obtener ventilación gratuita y agua caliente durante gran parte del año sin la necesidad de instalar costosos controladores.
Como es evidente, existe una gran diferencia de capital entre estos sistemas y es, por lo tanto, absolutamente esencial que cuenten con unas especificaciones y un diseño adecuados que se adapten al cerramiento del edificio y satisfagan nuestras necesidades diarias. Aquí es donde la certificación puede hacer la diferencia para una instalación eficiente.